Comunicado de la Asociación de la Prensa de A Coruña:
Ante la creciente precariedad laboral que perjudica el ejercicio diario de la profesión periodística, la Asociación de la Prensa de La Coruña, entidad centenaria de la que forman parte más de 250 profesionales que desarrollan su trabajo en el área de influencia de esta ciudad, quiere alertar a la sociedad en general sobre el grave deterioro de las condiciones profesionales de muchos periodistas, lo que afecta a su dignidad y también a la calidad de la información y, por consiguiente, de la democracia.
De esta forma, la APC se suma a la iniciativa de la Asociación de la Prensa de Madrid y del Col.legi de Periodistes de Catalunya, entidades firmantes del “Manifiesto ante la Precariedad de los Periodistas”.
La Asociación coruñesa entiende que el periodista no sólo se debe al Medio de Comunicación en el que trabaja, sino que debe atenerse también al mandato constitucional de ofrecer información veraz a los ciudadanos. Y para ejercer esta función, el periodista necesita condiciones básicas de dignidad laboral y profesional porque contratos y retribuciones por debajo del umbral de la dignidad no permiten ejercer un periodismo libre, crítico y riguroso.
Es cierto que el notable crecimiento experimentado en el número de medios de prensa, radio, televisión e Internet amplía las oportunidades laborales de los periodistas, pero muchos puestos de trabajo son precarios y con retribuciones mínimas, lo cual impone un largo y penoso proceso de inserción profesional, desde la titulación hasta la consecución de un contrato estable.
Así, en nuestra Comunidad se han detectado casos lacerantes de jóvenes que dejan una asignatura pendiente para poder continuar en algunas redacciones como becarios con seguro escolar.
La precariedad se manifiesta también en la figura del colaborador, las más de las veces sin contrato, sometido al editor que encarga trabajos a su conveniencia, como perverso y abusivo sistema de méritos para, algún día, obtener un contrato de redactor. Y, además, la retribución de las colaboraciones suele ser tan arbitraria como escasa.
También tenemos constancia de casos en los que para cobrar las colaboraciones se exige acreditar el alta como autónomo en la Seguridad Social, para lo cual el periodista tramita su incorporación en dicho régimen días antes de presentar su factura, para darse de baja poco después, ya que los ingresos por colaboraciones apenas alcanzan para pagar la cotización mínima. Y quienes sufren estas anomalías pasan por ellas para, quizá, conseguir un contrato.
Son situaciones que suponen competencia desleal frente a los Medios que retribuyen razonablemente el trabajo de los periodistas y que cumplen la normativa laboral. Por eso consideramos que éstos deberían ser los más interesados en denunciar y acabar con los abusos.
Cuando estas situaciones de precariedad se alargan conducen, sin remedio, al abandono de la profesión, a la frustración de las expectativas de los miles de licenciados que cada año se titulan en las 33 facultades con estudios de periodismo y comunicación en España.
La precariedad no afecta sólo a los periodistas más jóvenes. Algunos medios de comunicación reducen costes con la sustitución de periodistas con experiencia y derechos laborales reconocidos, por recién licenciados con más vulnerabilidad laboral y profesional. Las redacciones pierden experiencia y capacidad, lo cual empobrece la calidad de los Medios y deteriora la independencia de los periodistas.
Por todo ello:
Apelamos a los editores para que revisen los procedimientos de contratación y ajusten los contratos de prácticas, becas y los temporales al más exigente cumplimiento de las normas laborales y a una organización leal y profesional de las redacciones. Para ello, les proponemos negociar un Acuerdo de Buenas Prácticas Contractuales con los periodistas, que pasaría por un cuadro de honorarios y condiciones mínimas orientativas para becas, contratos en prácticas y colaboradores.
Apelamos también a las Administraciones Públicas para que establezcan como condición de obligado cumplimiento al contratar publicidad, conceder cualquier tipo de subvención u otorgar o renovar licencias, la presentación de una declaración de cumplimiento riguroso de las normas laborales y mercantiles vigentes.
Y apelamos, por último, a la Inspección de Trabajo para que detecte y sancione las malas prácticas laborales en las redacciones.
La APC reitera el llamamiento a la sociedad para que tome conciencia de que una información de calidad, vital para la democracia, precisa de periodistas que dispongan de unas condiciones laborales dignas y decentes.
Ante la creciente precariedad laboral que perjudica el ejercicio diario de la profesión periodística, la Asociación de la Prensa de La Coruña, entidad centenaria de la que forman parte más de 250 profesionales que desarrollan su trabajo en el área de influencia de esta ciudad, quiere alertar a la sociedad en general sobre el grave deterioro de las condiciones profesionales de muchos periodistas, lo que afecta a su dignidad y también a la calidad de la información y, por consiguiente, de la democracia.
De esta forma, la APC se suma a la iniciativa de la Asociación de la Prensa de Madrid y del Col.legi de Periodistes de Catalunya, entidades firmantes del “Manifiesto ante la Precariedad de los Periodistas”.
La Asociación coruñesa entiende que el periodista no sólo se debe al Medio de Comunicación en el que trabaja, sino que debe atenerse también al mandato constitucional de ofrecer información veraz a los ciudadanos. Y para ejercer esta función, el periodista necesita condiciones básicas de dignidad laboral y profesional porque contratos y retribuciones por debajo del umbral de la dignidad no permiten ejercer un periodismo libre, crítico y riguroso.
Es cierto que el notable crecimiento experimentado en el número de medios de prensa, radio, televisión e Internet amplía las oportunidades laborales de los periodistas, pero muchos puestos de trabajo son precarios y con retribuciones mínimas, lo cual impone un largo y penoso proceso de inserción profesional, desde la titulación hasta la consecución de un contrato estable.
Así, en nuestra Comunidad se han detectado casos lacerantes de jóvenes que dejan una asignatura pendiente para poder continuar en algunas redacciones como becarios con seguro escolar.
La precariedad se manifiesta también en la figura del colaborador, las más de las veces sin contrato, sometido al editor que encarga trabajos a su conveniencia, como perverso y abusivo sistema de méritos para, algún día, obtener un contrato de redactor. Y, además, la retribución de las colaboraciones suele ser tan arbitraria como escasa.
También tenemos constancia de casos en los que para cobrar las colaboraciones se exige acreditar el alta como autónomo en la Seguridad Social, para lo cual el periodista tramita su incorporación en dicho régimen días antes de presentar su factura, para darse de baja poco después, ya que los ingresos por colaboraciones apenas alcanzan para pagar la cotización mínima. Y quienes sufren estas anomalías pasan por ellas para, quizá, conseguir un contrato.
Son situaciones que suponen competencia desleal frente a los Medios que retribuyen razonablemente el trabajo de los periodistas y que cumplen la normativa laboral. Por eso consideramos que éstos deberían ser los más interesados en denunciar y acabar con los abusos.
Cuando estas situaciones de precariedad se alargan conducen, sin remedio, al abandono de la profesión, a la frustración de las expectativas de los miles de licenciados que cada año se titulan en las 33 facultades con estudios de periodismo y comunicación en España.
La precariedad no afecta sólo a los periodistas más jóvenes. Algunos medios de comunicación reducen costes con la sustitución de periodistas con experiencia y derechos laborales reconocidos, por recién licenciados con más vulnerabilidad laboral y profesional. Las redacciones pierden experiencia y capacidad, lo cual empobrece la calidad de los Medios y deteriora la independencia de los periodistas.
Por todo ello:
Apelamos a los editores para que revisen los procedimientos de contratación y ajusten los contratos de prácticas, becas y los temporales al más exigente cumplimiento de las normas laborales y a una organización leal y profesional de las redacciones. Para ello, les proponemos negociar un Acuerdo de Buenas Prácticas Contractuales con los periodistas, que pasaría por un cuadro de honorarios y condiciones mínimas orientativas para becas, contratos en prácticas y colaboradores.
Apelamos también a las Administraciones Públicas para que establezcan como condición de obligado cumplimiento al contratar publicidad, conceder cualquier tipo de subvención u otorgar o renovar licencias, la presentación de una declaración de cumplimiento riguroso de las normas laborales y mercantiles vigentes.
Y apelamos, por último, a la Inspección de Trabajo para que detecte y sancione las malas prácticas laborales en las redacciones.
La APC reitera el llamamiento a la sociedad para que tome conciencia de que una información de calidad, vital para la democracia, precisa de periodistas que dispongan de unas condiciones laborales dignas y decentes.
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