martes, abril 05, 2005

Claves económicas


Hay dos claves económicas que subyacen en la información económica que se debate en las tribunas públicas de los medios: la tecnología, cuyo desarrollo ha permitido sustituir los recursos naturales como elemento estratégico de los poderes nacionales, y el capital humano, la inteligencia y la creatividad al servicio de la empresa. Son las habilidades de la "nueva economía", que decía Daniel Bell ya a comienzos de los 90. En definitiva, inteligencia artificial e inteligencia natural o, lo que es lo mismo, la sustitución de las tecnologías mecánicas por las tecnologías intelectuales.

La pérdida del poder inherente a la propiedad de los recursos naturales (a excepción, quizá, del petróleo, cuya protagonismo algunos aventuran que decaerá a partir de la década del 2010) ha sido producto de los avances científicos obtenidos desde que la ciencia de los materiales se centró en las propiedades de los elementos y no en sus características físico-químicas.

El decaimiento de esta fuente de poder hundió aún más aquellas naciones cuyo peso geoestratégico tenía su origen en los recursos naturales, al tiempo que el crecimiento basado en las TI permitió una profunda transformación económica, el nacimiento de nuevos mercados "virtuales" y el auge de la clase técnica y profesional en las empresas, cuya capacidad intelectual fuerza las estructuras jerárquicas habituales y exige nuevos planteamientos de gestión en los recursos humanos, que encaucen las potencialidades de los trabajadores hacia las direcciones deseadas de una forma democrática y participativa.

Hoy debemos contemplar el desarrollo de las sociedades de forma que articule perfectamente las tres infraestructuras: por un lado, las físicas, directamente relacionadas con los sistemas de transporte tradicionales (viario, marítimo, carretera, aéreo); por otro, las infraestructuras energéticas, que deben sustentar el desarrollo de la economía (eléctrica, gas, térmica, eólica...); y, por último, lo que está sosteniendo a las "nuevas empresas": la infraestructura de la información, que permite la dirección globalizada de empresas con una distribución de tipo productivo.

El protagonismo, pues, de la tecnología no ofrece ninguna duda para nadie. Hoy todos alaban las virtudes de la red como mercado, como canal de distribución, como elemento de desarrollo de las más prósperas economías..,. pero aún no hablamos lo suficiente del segundo elemento, de la capacidad intelectual, del hombre, que habrá de configurar su entorno social de la forma más óptima para sus propios intereses, sin esperar a probables fracturas sociales (relaciones intra-empresariales, formas de aprendizaje y educación, formas de socialización, diálogo occidente/países cada vez más hundidos en su vinculación a los recursos naturales...).

De la tecnología de la Información hay que dar el salto a la tecnología del conocimiento, que se alcanza sumando algebraicamente a la información la experiencia del ser humano.

Después de todo, la historia del hombre ha sido la historia de sus utensilios y, a la par, la historia de las ideas que se fueron conformando junto con ellos, en una perfecta simbiosis.

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