Cuando en el año 2000 la revista Trend Management realizó una encuesta entre 1.623 empresas sobre la Gestión del Conocimiento, obtuvo resultados que se suelen olvidar a la hora de desarrollar programas en esta área (KPM). Entre ellos, un error común en todas las organizaciones: el 61% de las empresas detectaban una sobrecarga de información y la consecuente falta de tiempo para su procesamiento humano (es decir, para generar conocimiento), y una de cada cinco empresas achacaba el fracaso de sus programas a la falta de comunicación.
Cuanto más analizamos las experiencias de las empresas que se adentraron en el necesario -por otra parte- camino de la KPM, observamos que en todas ellas subyace un elemento común: la creencia de que el conocimiento radica en las personas y no en las tecnologías, creencia a la que en ocasiones se llega tras fracasos importantes. El conocimiento es producto del aprendizaje, y una organización sólo puede aprender, como muy bien afirma KPMG Consulting, en la medida en que las personas y equipos que la conforman sean capaces de aprender "y deseen hacerlo".
Este deseo no se genera tecnológicamente, sino humanamente, y en él tiene un papel decisivo lo que hasta poco denominábamos Motivación.
Hace un tiempo le planteé a un prestigioso consultor internacional en el área de la Comunicación Empresarial la posibilidad de investigar experimentalmente la posible relación entre Información y Motivación, es decir, establecer si en una organización el incremento de Información va íntimamente ligado (como suele ser creencia común) al incremento de Motivación y cuáles son los posibles factores de la primera que pueden repercutir en la segunda.
A todas luces parece evidente -me contestó- que ambas están relacionadas, pero no acabo de ver para qué me sirve evidenciar "lo que ya es evidente".
Aquella respuesta, viniendo de tal autoridad, me trajo de cabeza algunas porque, para mí, la supuesta evidencia de la relación Información-Motivación no era más que un lugar común que nadie, que yo supiera, había demostrado, y sí, en cambio, veía a todas luces el beneficio de tal investigación para nuestras organizaciones, principalmente para los gestores de su Comunicación, y cómo no, para cualquier programa de KPM que se desarrolle.
Esto me recuerda la metedura de pata solemne y ridícula de aquel prestigioso premio Nobel de Física que en 1928, tras el descubrimiento de la ecuación que gobernaba el electrón, predijo que la Física se "cerraría" en seis meses. A veces la genialidad roza la estupidez. Recordemos el principio que gobernaba la vida de Rabi, físico que también consagró su vida al estudio de la estructura del átomo, que se enorgullecía de regir el discurso de su pensamiento mediante la pregunta que le hacía su madre todas los días, siendo niño, cuando venía del colegio: "¿Has hecho hoy alguna buena pregunta?".
De ahí que siempre me permita recordar el título del artículo de Rob Cross en la Sloan Management Review: "Tecnology is not enough". Al que habría que añadirle: Why?
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