Horacio Andrade, en un magnífico artículo que recibí en su día a través del Servicio de Noticias de Adecín, hace un análisis de la Información en la organización encuadrándola en tres grandes grupos que, en su conjunto, deben configurar las necesidades informativas de los empleados: la Información relacionada con la organización, la Información acerca del trabajo y la Información sobre asuntos que afectan la vida personal y familiar.
Estos tres grupos los solemos traducir en nuestra actividad diaria como la Información canalizada por la función de Comunicación Externa, la Información de contenidos puramente Operativos, y que raramente se incluye en el área de Comunicación de nuestras empresas, y la Información procedente en su mayor parte de la función de Recursos Humanos o Personal, en buena medida encuadrada en el área de Comunicación Interna.
Al igual que un empleado no se puede diseccionar en parcelas, de forma que cuando comienza su jornada de trabajo lo haga sólo con la parcela "operativa", por ejemplo, dejando de lado el área puramente emocional o motivador, tampoco deberíamos diseccionar los contenidos informativos en funciones tradicionalmente dispersas en la estructura de nuestras empresas. No tiene sentido, como bien dice Horacio, que un empleado se entere por la prensa de un nuevo servicio de su empresa porque el área de Publicidad o de Comunicación Externa trabaja de forma aislada de las funciones de Comunicación Interna.
De igual forma, no se puede entender la Información de carácter operativo ajena al área de Comunicación, que son los auténticos expertos en procesos de comunicación. Todos podemos encontrar referencias en nuestras propias empresas de normas difíciles de comprender y emitidas sin tener en cuenta a sus destinatarios finales.
El desarrollo de nuevas tecnologías, principalmente a través de la implantación de Intranets en las empresas, ha multiplicado exponencialmente los defectos típicos de nuestra Comunicación empresarial. Tal es así, por ejemplo, que un buen número de nuestras empresas se están limitando a traducir a lenguaje web formatos y procedimientos informativos típicos de la cultura del papel, dejando de lado las aportaciones que podrían hacer las funciones de Comunicación.
Piénsese en traducir al lenguaje Web la normativa de una entidad financiera. ¿Cuál sería su repercusión desde el punto de vista del receptor y de los procedimientos de trabajo? ¿Acaso se puede suprimir el papel por la página web sin tener en cuenta ningún otro aspecto, como el diseño de la página, la forma de lectura del empleado medio, el propio lenguaje de este medio de comunicación, el tiempo medio disponible para la lectura, la forma de localización de contenidos (piénsese en 50.000 páginas operativas existentes en una intranet), etc.? ¿Debe ser todo esto competencia de los informáticos, por ejemplo?
Es necesario concebir la Nueva Información -como aquella referida a los procesos de información en empresas con fuerte implantación tecnológica- de una forma totalmente distinta a la que impera en el término medio de nuestras organizaciones. Al igual que está sucediendo con otras áreas empresariales, que se ven claramente afectadas por las nuevas tecnologías de la información, la Comunicación de la denominada Nueva Economía ha de dar respuestas inmediatas a problemas que sin duda surgirán en muy breve plazo.
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