lunes, abril 17, 2006

Un prius social

Ni siquiera alguien tan absurdo y sórdido como Torrente podría mantener el equilibrio cuando camina sobre las telarañas tendidas en la carpa de este circo que es la vida. La condena a David Irving, que no goza en absoluto de mis simpatías pero sí de mi respeto, que es un prius social que otorgo a todo el mundo como hacían los emperadores romanos con el circo para el pueblo, me parece no excesiva, porque las condenas nunca son excesivas sino ajustadas a derecho, pero sí tan condenable como cualquier otro abuso de un Estado que, se supone, ha de velar por los derechos fundamentales, simplemente por haber opinado en su calidad de historiador. Un historiador de insuficiente alto, vamos que aprobado por los pelos, pero como tal ejerce. Su negación del Holocausto ha sido sin duda un exabrupto reprensible, pero argumentado. Cuando la razón habla, aunque su lógica gramatical no responda a los esquemas aristotélicos, lo que se debe hacer es contrarrestarla con argumentos bien construidos, pero jamás con la fuerza, aunque proceda de los órganos legítimamente constituidos por el Estado de Derecho. La sanción social es, a mayores, más que suficiente para quien ha de ejercer sin pupilos ni lectores.

Largas una imbecilidad manifiesta, como un escupitajo por la calle, y viene el poli de turno a recordarte que la falta de pulcritud está penada con sanción administrativa. Eso es éticamente correcto. Pero a Irving se le ha castigado con cárcel, que no es lo mismo ni por aproximación, porque ha cometido el error de argumentar “ofensivamente” (¿a qué me suena esta doble vara de medir?).

Hay gente que va escupiendo por la calle, y que merece una sanción en toda regla, que le digan a la cara que es un cerdo, un marrano con todas las letras y alargando la erre, pero incluso en ese momento merece respeto y buenas maneras, porque si no, podrías tú ser más cochino que él. Es algo así como la aplomada arrogancia del sir británico, siempre cortés en su papel de faraón amortajado.

Lo que deberían hacerle a Irving es obligarle a volver al colegio, pero empezando la Historia por la contraportada, por el último capítulo, que siempre nos hemos quedado con las ganas de estudiar cómo fue el siglo XX a costa de empollarnos los reyes godos. Qué pesadez, que aún hoy día siguen empezando con la creación bíblica y sus semejanzas con las génesis de otras culturas: el primer palo del primer hombre del primer pueblo que habitó el primer continente cuando aún los continentes ni tenían fronteras continentales. Y nunca conseguimos llegar al paripé del presidente de turno. Ya va siendo hora de que alguien empiece la enseñanza desde la última hoja, cada vez menos frecuente por cierto, aquella que dice que “este libro se acabó de imprimir en tal sitio en tal fecha”. Así, al menos, todas las historias empezarán en nuestros días, y de esta manera, cuando lleguemos al Neolítico, no nos importará mucho que sea el punto y final, que los primeros rayos del verano salpiquen nuestros pupitres y la vista se pierda en otros horizontes…

Una respuesta en voz alta

Me permito contestarle desde esta tribuna, aunque estuve dudando de si hacérselo directamente desde el mismo foro que usted ha utilizado para ofrecerme su propia reflexión a propósito de mi anterior artículo. En cualquier caso, me pareció lo suficientemente importante como para atribuirme esta libertad. Sin embargo, tómelo como una reflexión en voz alta, con todo mi respeto y cariño. En absoluto pretendo ser garante de verdad alguna. Todo lo contrario, opino que las mayores atrocidades de la historia se han cometido en nombre de la verdad.

De hecho, antes de escribirlo yo también tenía serias dudas sobre qué derecho debía primar cuando colisionan dos derechos subjetivos de la persona. Pero al final, fui incapaz de concebir una sociedad donde cada ciudadano se sienta con todo el derecho de andar por ahí, bajo su soberana “libertad de expresión”, “expresando” todo lo que piensa de sus vecinos o del primero que vea por la calle, o haciendo potestad inviolable de sus facultades de “expresar” en los medios de comunicación la primera cosa que le venga a la cabeza. Eso parece desprenderse de su reflexión, aunque le conceda que es irracional la situación de escritores como Rushdie o las trabas posibles para obras de cine como la inspirada en el Código da Vinci. Irracional e inaceptable. Como lo son que, invocando el honor humillado, se quemen embajadas o se atente contra intereses o personas occidentales.

Sin embargo, habrá de convenir conmigo en que el hombre, para vivir en sociedad, ha de dotarse de reglas, de normas obligatorias, cuya legalidad brota de su propio proceso de emisión a través de las fuentes legitimadas democráticamente para tal menester. Esas normas, nos gusten más o menos, son las reglas de juego con las que nos hemos dotado para jugar a la partida de vivir en sociedad. Si no nos gustan, democráticamente podremos cambiarlas a través de los órganos legitimados con los que nos hemos dotado.

Si esto es así, y si a la situación descrita al principio de este texto le unimos la posibilidad de que los demás vayan haciendo uso de sus propias facultades para “expresar” lo que les venga en gana, creo que el odio, el fanatismo, la irracionalidad, la insensatez serán los únicos principios verdaderamente “democráticos”. Afortunadamente, tanto usted como yo vivimos en sociedades que ya han sufrido un proceso de secularización importante y que han vivido sus propias revoluciones liberales, lo que las ha hecho mucho más permisivas (o lo que es lo mismo, han incrementado notoriamente la esfera propia de cada uno de esos derechos subjetivos).

Cuando se invoca un derecho, hay que pensar que ese mismo derecho lo tienen los demás, y actuar en consecuencia. No creo que a nadie nos beneficiara llenar nuestros periódicos con alusiones, cuando menos dudosas, a nuestros principios y creencias. Así, por ejemplo, las sociedades democráticas hemos dicho que nuestro derecho a la propiedad no es absoluto, y de ahí hemos legitimado las expropiaciones por interés general. Mi derecho a la libertad de expresión, que es uno de los derechos fundamentales de la sociedad democrática y occidental, no es ilimitable como para que pueda andar por ahí mofándome de las culturas o creencias de los demás. Y el derecho a la libertad de expresión no es exactamente el mismo derecho, amigo mío, que el de la libertad de creación, germen de la innovación y el progreso. Insisto: vale más buscar terrenos comunes en las relaciones no sólo personales, sino también internacionales, que atrincherarse en castillos medievales haciendo uso del derecho de presura. Aunque personalmente podamos creer que ciertas libertades admiten mayores márgenes de actuación, también debemos ser conscientes de que no vivimos solos en un paraíso rousseniano. Necesariamente hemos de llegar a acuerdos, y en todos los acuerdos existen al menos dos voluntades que están dispuestas a alcanzarlos. Ese es el milagro de cada día.
(Xornal.com)

lunes, abril 10, 2006

Llega Kepler

  • NetBiblo busca 90 títulos para editar en 2006, a los que destinará 1,5 millones de euros.
  • Incorpora a su oferta las más modernas tecnologías de la información, de uso normal en el sector financiero, para mantener una relación directa y transparente con los autores.

La joven editorial coruñesa NetBiblo ha presentado en Madrid el programa Kepler de ayuda a la edición, una convocatoria anual que la empresa acaba de inaugurar. La editorial se lanza así a la búsqueda de noventa títulos de carácter científico-técnico para editar este mismo año, a los que destina 1,5 millones de euros.

La editorial Netbiblo convoca por primera vez, y con vocación anual, el Programa Kepler de ayudas a la publicación para obras científico-técnicas. Para ello ha destinado una dotación de 1,5 millones de euros para poder llevar a cabo la publicación de 90 novedades editoriales durante el año 2006.

El Programa Kepler, que se destina a todas las áreas de conocimiento y para obras en lenguas castellana e inglesa, ha sido presentado a directores de departamento universitario de distintas universidades españolas y centros de investigación en un acto que se celebró en Madrid y en el que intervinieron el profesor Antonio Grandío, de la Universidad de A Coruña, y el director de la editorial, Carlos Iglesias.

Este Programa de ayudas surge al detectar la editorial Netbiblo la necesidad de que los investigadores españoles puedan publicar sus obras con la máxima calidad y difusión posibles. Para ello, la editorial coruñesa Netbiblo, apoyándose en su experiencia y en la empresa del Grupo Biblo, Gesbiblo, especializada en la producción y distribución editorial, ha logrado que este ambicioso proyecto editorial pueda ver la luz a través de la primera convocatoria que se realiza y en la que los autores se incorporarán de forma activa al proceso de comercialización del libro.


Autores con tarjetas bancarias que se involucran en el proyecto

A todos los autores cuya obra haya sido seleccionada para formar parte de este plan de publicaciones, se les entregará un tarjeta de acceso electrónico para que puedan hacer el seguimiento en tiempo real, tanto del proceso de producción editorial de la obra, como de las ventas y derechos de autor por mes y por zona a través de Internet, correo electrónico o a través de su teléfono móvil. De igual forma, podrá saber qué promoción y marketing está realizando la editorial de su obra.

Para que el autor o la institución se incorporen al proyecto, la editorial y éste firman un compromiso de edición de la obra mediante el que el único requisito que se le exige al autor es el compromiso, una vez que se haya publicado la obra, a adquirir cuarenta ejemplares de la misma a precio de catálogo. Gracias a este acuerdo, la editorial puede conseguir que la obra vaya con los estándares máximos de calidad y que se pueda hacer el mayor esfuerzo promocional, al mismo tiempo que se incorpora al autor a todo el proceso de seguimiento y edición, pudiendo comprobar en directo cuál es el estado de la producción, comercialización y campañas de marketing en torno al libro.

jueves, abril 06, 2006

Presentada la primera serie de Comunicación Organizacional

La serie comunicación empresarial de la editorial NetBiblo hizo su presentación en el Casino de Madrid con el propósito de convertirse en los líderes hispanoamericanos en esta área de conocimiento.

La editorial coruñesa NetBiblo (www.netbiblo.com) puso en marcha el proyecto “Comunicación empresarial” en 2003. A finales de 2005 contaba ya con siete títulos en el mercado de un total de diez autores, entre ellos algunos de los más reputados especialistas internacionales. Ahora, antes de seguir poniendo en las librerías nuevos títulos, ha hecho su presentación en Madrid ante los especialistas del área, profesores de Universidad y profesionales de empresas.

El coordinador de la seriem presentó las líneas maestras de la serie y cuáles son sus objetivos para los próximos meses. Con diez autores ya editados, actualmente tiene catorce nuevos proyectos en marcha, que abarcan la comunicación interna, las nuevas tecnologías, la responsabilidad social, el área jurídica, las relaciones con los medios, las relaciones públicas y la publicidad.

La editorial anunció que en 2007 NetBiblo tendrá la colección de títulos más importante del mercado en Comunicación y se lanzará a por el mercado anglosajón.