La gestión del conocimiento nace de la convicción profunda de que se pueden gestionar los activos intangibles de la empresa, que dejan de ser capital ficticio para convertirse en piedra angular de su cotización.
Pensemos en términos clásicos: una empresa que cotiza en bolsa tiene un valor de mercado que es el producto del número de sus acciones por el valor de cotización de cada acción. Si yo tengo 10 acciones de Telefónica, el valor en el mercado de esas acciones me lo da el producto de mis diez acciones por el valor de cotización de cada acción en la Bolsa de Madrid.
Frente al Valor de Cotización total existe el concepto de Valor Contable de la empresa, producto de la valoración que registran sus diversos capítulos contables en el balance total, de acuerdo con unas normas aceptadas a tal fin.
Normalmente, este valor contable es inferior al valor de cotización. La pregunta consiguiente es previsible: ¿por qué, si la empresa es la misma?
Sin ser expertos en Contabilidad de Sociedades, podemos encontrar fácilmente relaciones matemáticas como la de PriceWaterHouseCoopers o Euroforum, que afirman que el Capital de Mercado de una empresa es igual a la suma de sus activos tangibles más sus activos intangibles. Si suponemos que sus activos tangibles no presentan plusvalías ocultas (es decir, que, por ejemplo, el valor contable de un edificio es igual al valor de mercado), la diferencia de cotización de la empresa se basa fundamentalmente en la valoración de sus activos intangibles, es decir, y pensando en términos reduccionistas, de lo que se denomina actualmente su Capital Intelectual que, en última instancia, por consiguiente, no sería más que la diferencia entre el valor de cotización de la empresa y su valor contable.
Lo malo es que, cuando algunos autores hablan de Capital Intelectual, lo que prevalece son las connotaciones asociadas al equipo humano de la empresa, cuando no sólo es así. El Capital Intelectual es la suma del Capital Humano, el Capital Organizacional (patentes, procedimientos...) y el Capital Relacional (marca, clientes, reputación...).
De ahí que cuando se hable de modelos KPM (Gestión del Conocimiento) sólo actuemos en campos específicos de ese Capital Intelectual. Por ejemplo: la reputación de la empresa no se gestiona por KPM, y cuando se habla de medir el Capital Intelectual no basta con índices referentes al Capital Humano (como está de moda en algunas memorias de empresas), sino que hay que establecer incluso índices para su Capital Organizacional y para el Relacional.
Por eso, cuando se habla de Gestionar el Capital Intelectual de la Empresa actuando únicamente sobre una variable de actuación (asunto hoy en día muy de moda en muchas publicaciones), hay que tomar las afirmaciones realizadas con cierta relatividad, puesto que en esto, como en muchas otras áreas de la nueva economía, no es oro todo lo que reluce.
2 comentarios:
creo que hay un lio entre los autores, algunos dicen que el capital intelectual es unicamente conocimiento pero, otros opinan que es algo mas, abarca un conjunto de intangibles. Me gustaria recibir opiniones
Yo tambien tengo el mismo embrollo, justo tengo un trabajo, y la verdad es que relacionan mucho talento humano, gestion de competencias y capital intelectual, nada está definido. Solo quiero saber la diferencia entre competencia y capital intelectual humano. Es que acaso son lo mismo? (capacidades, valores, actitudes, conocimientos, etc).
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