miércoles, noviembre 02, 2005

La situación de la prensa escrita


Diversos estudios, comos los datos del Libro Blanco sobre la prensa escrita así como el Estudio General de Medios, no nos han de llevar al optimismo que parece desprenderse de algunos de los análisis y declaraciones realizadas por ciertas personas y sectores. Todo lo contrario, en algunos aspectos arrojan puntos de reflexión para el negocio periodístico en papel: los medios escritos han bajado el número de sus lectores en términos relativos, frente a la radio que ha registrado ascensos espectaculares en algunos casos. En esa dirección también van las recientes declaraciones de Bill Gates.

Si el análisis se hace en periodos más largos, se perfila una escenario en la prensa escrita que nos revela que la empresa informativa tradicional ha de plantearse necesariamente la diversificación de su negocio y una apuesta decidida por los nuevos canales de distribución, especialmente Internet. A la lectura de una mayor difusión de los medios escritos, en términos absolutos, hay que contraponer los datos del aumento de la población, al igual que el aumento de la edad media del lector de periódicos es un claro síntoma de que nuestros jóvenes no encuentran atractivo este canal, y que posiblemente se decanten por los medios digitales. Este último dato va parejo con el exiguo uso de Internet entre los mayores de 34 años (datos para Galicia en "Galicia y la sociedad de la información", de Víctor Pérez Díaz, Documento de Economía número 14 del Centro de Investigación Económica y Financiera de la Fundación Caixa Galicia).

En este escenario hay que tener presentes dos causas fundamentales: por un lado, porque los costes de explotación y, en especial, de las materias primas, hacen añicos las cuentas de resultados de la prensa escrita al tiempo que causa descensos en el volumen de audiencia, cada vez menos dispuesta a pagar el precio de un periódico que le trae noticias que ya conoce por otros medios de comunicación, y que, en cambio, no muestra la innovación (y el periodismo de calidad y análisis) que precisa en estos momentos. Nuestro periodismo escrito sigue sumido en pautas de producción bastante deficientes, y la calidad de la información no parece ser, al menos de forma general, una preocupación del sector.

Por otro, y ya desde una perspectiva a largo plazo, la sociedad valora preferentemente a las empresas con un programa claro de responsabilidad social, frente a los negocios que no priman programas que fomenten esos nuevos valores sociales. Especialmente importante será el uso de las materias primas básicas para el negocio periodístico. En este aspecto, las empresas de comunicación social todavía tienen un retraso sustancial frente a otros sectores económicos.

Frente a ello, las posibilidades que se están abriendo con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación se acentúan. Ahora que las televisiones ya emiten en digital, cada vez está más cerca la integración del ordenador y la pantalla de la televisión. Internet estará en breve en todos los colegios y su ritmo de penetración en nuestros hogares sigue aumentando. Y precisamente los diarios en Internet cuentan con un público fiel que cada vez es menos proclive a pagar por el papel que no le aporta un valor añadido sustancial.

Es previsible que, a medida que los propios medios de comunicación digitales descubran las inmensas posibilidades que les está abriendo Internet y se vayan olvidando de los formatos tradicionales del periodismo escrito, comencemos a pensar más en grandes empresas de servicios informativos que en las tradicionales empresas informativas a las que estamos acostumbrados.

En Galicia, más de una docena de cabeceras regionales o comarcales diarias en papel se nos antojan cada vez más imposibles de mantener fuera de los mecanismos oficiales de la subvención. Es urgente que nuestros empresarios se sienten y empiecen a hablar de futuro y de economías de escala informativas. En un mundo global como éste no tiene sentido que se deje para mañana lo que sin duda es necesario hacer hoy.

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