miércoles, octubre 07, 2009

Una mirada atrás

Repasando mis papeles, me encontré con este texto de Pepe Castro, quien ahora se dedica a los medios de comunicación y al disfrute de la lectura y el trabajo sin exigencias externas. Lo preparó para el homenaje que me hicieron en mi empresa en 2005. Lo recupero para todos, no sin -de nuevo- una sonrisa de agradecimiento.


La Comunicación se compone de situaciones únicas en las que el hombre se encuentra de pronto sumergido, quiera o no. Por eso, parafraseando a don José Ortega, la Comunicación es el tema que nos permite distinguir mejor quienes son “cabezas claras” y quienes son “cabezas rutinarias”.

En este universo de la Comunicación, siempre sugestivo y a veces proceloso, José Lito es una “cabeza clara”, un profesional de contrastada valía, muy acreditado y reconocido, tanto en Galicia como en España, que aporta potentes rayos de luz para impedir que se instale una inquietante confusión en nuestro oficio.

Siempre he admirado en Lito su capacidad de trabajo, que realiza calladamente, silenciosamente, con rigor, abnegada entrega y dedicación; admiro su proverbial humildad, tan alejada de la búsqueda de la gloria personal; su carácter afable y su sonrisa franca y noble, cuando los momentos de humor lo requieren, porque hasta en eso es riguroso. Por eso hoy me siento muy reconfortado y orgulloso de su trayectoria académica y profesional.

Profesionalmente, hemos crecido juntos, desde el nacimiento de aquella entrañable Revista Outeiro hasta que empezamos a planificar y organizar el Departamento Comunicación en la Caja. En aquella época, el tercer vértice del triángulo lo representaba Lucy, que aprendió el oficio con nosotros y aportó su energía, su ardiente vitalidad, casi juvenil, y su dinamismo creativo a un equipo, pequeño en número, pero eficiente en realizaciones. Equipo que, años después, creció con María Herva -¡que gran acierto su incorporación!- y ahora se enriquece con las aportaciones de Dulce María Cruz y Luis Franqueira.

El tiempo es implacable y muchos recuerdos se pierden en esa penumbra, a veces legendaria, que suele rodear a los acontecimientos separados de nosotros por varios años. Ahora bien, siguen vivos en mi el orgullo y la satisfacción de haber tenido este elenco de compañeros, que hoy encabeza Lito, un colaborador siempre leal, eficiente y brillante.

Con los años, el campo de los placeres, como el margen financiero, se estrecha, aunque, eso sí, los saboreas con mayor intensidad. Yo, en los últimos meses, he recuperado el placer y el privilegio de volver a trabajar con Lito, con Lucy y con María –el pequeño equipo que había dejado-, que ahora también componen Dulce y Luis, plenamente integrados.

A ellos, a mí y a la Caja nos cabe la satisfacción de contar con el Doctor José Lito García Abad, una “cabeza clara” en el universo de la Comunicación, que en estricta justicia tiene que compartir su éxito porque, como dice el viejo refrán, al lado de un gran hombre siempre hay una gran mujer. En su caso, dos: Mary y Jennifer.

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