domingo, mayo 24, 2009

1: La Comunicación como proceso


Escribo estas próximas entradas en respuesta a la petición que me han formulado con motivo de la entrada 'Internet como religión'. Voy a intentar ser lo más claro posible, por lo que procuraré utilizar abundantes ejemplos prácticos, aunque me cuesta dominar mi vena docente cuando entro en alguno de mis campos de investigación.

En primer lugar, la comunicación es un hecho social, es decir, y como decía mi añorado profesor Aranguren, la comunicación es humana. Aunque hay interesantísimas aportaciones a la teoría de la comunicación desde las ciencias no sociales, podemos convenir que, tratándose de la explicación del proceso que se produce entre seres humanos, la comunicación es un hecho social.

Por mucho que nos empeñemos, nadie ha puesto en duda (salvo por lo que mencionaré más adelante) la validez del modelo básico que explica la comunicación, que cuenta con cuatro figuras fundamentales: el emisor, el canal, el mensaje y el receptor. Este modelo tiene varias formas de expresión, según se añadan los códigos, las intenciones y finalidades o el proceso de retroalimentación, o según se considere incluso la existencia de elementos humanos o no en el proceso, es decir, que emisor y receptor no necesariamente sean personas (modelos de las ciencias no sociales y cibernéticos).

Así, toda la literatura, desde la retórica griega, habla de que la comunicación es un proceso entre sujetos que intercambian información a través de un canal, llámese éste voz, ondas sonoras, internet, telégrafo, periódico o simple papelito que se pasen los alumnos de cualquier aula. De momento, por mucho que nos empeñemos, en los dos extremos están las personas y en el medio el canal que transmite el mensaje. Poner en duda que Internet es un canal es inútil mientras no se redefina el modelo de la comunicación, que es el único válido hasta el momento. Como sabrás, en Ciencia los modelos son válidos mientras no se definan otros mejores, incluso aunque no respondan al 100 por ciento de los casos.

Desde este punto de vista, cuando afirmo que Internet es un canal como la radio o la televisión, no me refiero a sus características técnicas, sino al papel que desarrolla en el proceso de comunicación.

Y cuando se afirma que Twitter es el telégrafo en versión nuevas tecnologías de la comunicación, es porque ambos parten de los mismos principios y condicionantes: rapidez a la par que limitación física de la información transmitida. El trabajo de un amanuense y de la imprenta básicamente es el mismo: la reproducción de información.

Desde la década de 1930, todos los estudios van en esa dirección: Lasswell, Lazarsfeld, Lewin, Hovland, Berelson, Berlo, Schramm, Nixon, De Fleur, etc.; incluso el modelo es usado por las tendencias menos sociales, como la cibernética: Shannon, Wiener, Singh... Es decir, estamos ante un modelo que explica el proceso de comunicación que sigue siendo válido científicamente.
De una forma muy básica, el proceso es el que aparece en el gráfico.

Todos hemos oído la famosa afirmación de McLuhan: el medio es el mensaje. Desde un punto de vista estricto, la afirmación no es correcta, pero sí es cierto que el medio condiciona el mensaje. Es decir, usar el mismo mensaje, formalmente hablando, en Twitter, Facebook, un papel que le pasamos a nuestro vecino de pupitre o el cartel que pegamos en la farola es ridículo. En términos tradicionales no podemos confeccionar el mismo mensaje formal para un periódico que para una televisión. Sus características son distintas, y su funcionalidad también.


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