Ser transparente no significa ser completo en la información: sólo entraña que lo que se dice sea claro y comprensible. En definitiva, estamos hablando de forma y de lenguaje. Y la forma, en Internet, puede ser enormemente oscura (piénsese en el lenguaje hipertextual), y el lenguaje de por sí también, principalmente cuando se trata de términos técnicos, cuando no se hace un esfuerzo decidido por ponerse a la altura del nivel de entendimiento medio.
Las recomendaciones de CNMV van en esa dirección. Asegurar la calidad de la información significa disponer de ésta de la forma más rápida, clara y comprensible, y en esta tarea los canales digitales son definitivos.
Así las cosas, cuando una empresa se plantea estar en Internet, lo primero que debe decidir es cómo va a estar, qué utilidades le va a proporcionar Internet y cuáles son sus objetivos en la Red: es decir, definir estratégicamente el proyecto.
La realidad, en cambio, es distinta: muchas empresas se meten en Internet sin ese proyecto estratégico previo, y así nos encontramos tres modelos distintos: uno, de la empresa que está porque de alguna forma tiene que estar o está de moda. Son webs con un intervalo de actualización alto, generalmente de carácter informativo y estático.
Un segundo modelo es el de la empresa que sí sabe que tiene que estar de una forma activa en Internet e incluso se plantea las primeras tentativas de plataforma de negocio, interacción con el cliente y personalización de contenidos. Normalmente, estas webs están bajo la dependencia del área de Sistemas de la empresa cuando son de grandes corporaciones. En el caso financiero, también se dan casos de dependencia bajo el área de negocio.
El tercer modelo es el de la empresa que tiene en Internet un aliado al que le puede sacar un extraordinario provecho. Internet está personalizado por clientes, es decir, cada cliente tiene su contenido en función de su propia personalización y registro previo. Además, Internet sirve para generar negocio, y por supuesto, Internet es una forma de plasmar la propia filosofía empresarial en un nuevo modelo relacional empresa - públicos. Aquí se han definido perfectamente los diferentes roles funcionales que intervienen en el funcionamiento de esa mini empresa que es el site.
Este tercer modelo es difícil de encontrar. En Intranet es más posible. Se gestionan portales en función de perfiles de empleados, y se introducen procesos de gestión que permiten abaratar costes e incrementar la eficacia del sistema. En Internet, en cambio, son habas contadas. Porque dar este salto supone tener muy claro lo que se quiere: supone tener un modelo estratégico de presencia de marca en la Red, y actuar conforme a objetivos previamente definidos. La realidad, en cambio, suele ir al revés.
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